Memorias de 35 años de trabajo en el CICESE Jaime Färber Lorda

Ya son 35 años desde que empecé a trabajar en el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada (CICESE). Se dice fácilmente, pero es toda una historia de vida. Ingresé el 1 de noviembre de 1987 al Departamento de Acuicultura, donde compartí el cubículo con Doménico Voltolina y debimos instalar un extractor en la oficina para poder soportar el humo del cigarro de Doménico; dos ventajas para mí fueron ganar un buen amigo y practicar mi italiano (viví y estudié dos años en Roma).

Entonces, fui invitado a muchos comités de tesis de sus alumnos, entre otros: Beatriz Cordero, Roxana Rico y Francisco Correa, ahora investigadores confirmados en diferentes instituciones, incluyendo el CICESE.

Nuestro pelícano.
Nuestro pelícano.

En este centro de investigación también encontré a tres primos que no conocía: Miguel Lavín Peregrina (QEPD), Gilberto Gaxiola Castro (QEPD) y Marco Antonio Esponda Gaxiola, que era el director administrativo del CICESE. Gilberto era sobrino del famoso general Radamés Gaxiola (primo de mi madre), quien combatió con el heroico escuadrón 201 durante la segunda Guerra Mundial. De Miguel nunca pude confirmar el parentesco, pero él nació en un pueblo cercano a Culiacán y mi abuela materna era Lavín Gaxiola (según mi familia, todos los Gaxiola somos parientes) nacida en Culiacán, y Lavín, pues, no hay muchos en Sinaloa.

A fines de los ochenta, el CICESE era un centro chico. Recuerdo que Saúl Álvarez Borrego, mi paisano, me presentó a todo el personal de administración, en un ratito, en el edificio de la calle Espinoza. Ahí, donde estuve trabajando durante varios años, entrabas y no veías la luz del día en toda tu jornada de trabajo; a veces, solo al salir te dabas cuenta de que había llovido o que estaba nublado. Entonces, uno llegaba sin apoyo alguno, no existían las becas de repatriación; fueron difíciles los tres primeros años, en el sexenio de Miguel de la Madrid, con una inflación altísima y una devaluación del peso muy fuerte. Para poder publicar, yo compré mi primera computadora de trabajo.

De esos tiempos recuerdo el torneo Challenger que se disputaba entre las tres existentes divisiones académicas y la administración. Yo siempre traté de participar, en los tres deportes que eran fútbol, softbol y basquetbol; además, fui parte del equipo representativo del CICESE en la liga local de softbol. Varias veces ganamos dicho torneo interno.

Primero en Acuicultura, luego en Ecología

Al CICESE llegué con los métodos de composición bioquímica, que sirvieron mucho y siguen aplicándose en el Departamento de Acuicultura, cuya secretaria era Lidia Salazar. Pero lo mío no es la acuicultura; a partir de mi tesis de doctorado sobre la ecología y la composición bioquímica del krill antártico (Euphausia superba y Thysanoessa macrura), en la Station Marine d’Endoume (que es parte de la Universidad de Aix- Marseille II), yo me siento ecólogo del zooplancton.

Aspecto de un eufáusido, mi principal grupo de interés del zooplancton.
Aspecto de un eufáusido, mi principal grupo de interés del zooplancton.

 

Por lo anterior, en cuanto pude, me cambié al Departamento de Ecología, donde empecé a hacer cruceros en colaboración con diferentes colegas, entre ellos el M. en C. Gregory Hamman. Con mi primer proyecto Conacyt, hicimos dos cruceros al Golfo de California. Luego al Golfo de Tehuantepec a donde fuimos a estudiar el efecto de los vientos nortes o Tehuanos en el zooplancton; éste fue el más difícil, pero con los resultados escribimos dos muy buenas publicaciones.

El jefe del crucero fue el M. en C. José María Robles Pacheco (QEPD), otro paisano, de quien recuerdo la siguiente anécdota: Yo le manifesté mi interés de muestrear durante el camino de regreso hasta La Paz, para tener un gradiente geográfico interesante de sur a norte, desde Tehuantepec hasta Cabo San Lucas. A pesar de que era un crucero compartido con colegas de la Universidad Autónoma Metropolitana, el Chema se echó la bronca de permitir dicho muestreo y pude mostrar las diferencias entre al golfo de Tehuantepec y el resto de la costa tropical mexicana; esos resultados están en una publicación que hasta ahora tiene más de 200 citas.

Francisco de Ulloa y la visita de Salinas y de Zedillo

Ernesto Zedillo inauguró el Buque Oceanográfico Francisco de Ulloa cuando era secretario de Programación y Presupuesto, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Durante otra visita presidencial, recuerdo que el presidente Salinas se dirigió a los armadores, que estaban con el problema de la pesca incidental de delfines; al externar la posición oficial que tendría nuestro gobierno, en su discurso, en el muelle pesquero en el puerto de Ensenada, Salinas de Gortari dijo que los delfines son animales bonitos. Recuerdo las caras de algunos armadores presentes, que conozco personalmente, cuando soltó esa frase.

El presidente Carlos Salinas de Gortari vino a inaugurar el edificio de Oceanología; entonces, yo estaba colaborando con Gregory Hamman y dado que el primer laboratorio terminado fue el nuestro, lo visitó el presidente. Cuando entró me dio la mano a mí primero; me tomó por sorpresa y tardé un poco en estrechar su mano, lo cual lo destanteó un poco. Gregory tuvo la buena idea de pedirle su autógrafo junto con nuestras firmas, aún conservo ese documento.

Luis Donaldo Colosio y Cecilia Soto

Después, cuando se vino la sucesión presidencial recuerdo que tuvimos una reunión internacional promovida por la Dra. Silvia Ibarra. Asistió la Lic. Cecilia Soto y tuve el gusto de conocerla; luego me solicitó mi opinión sobre un artículo y tuve la oportunidad de conversar con ella, quien era la candidata a la presidencia por el Partido del Trabajo. Hablamos de un amigo mutuo, Luis Donaldo Colosio, a quien conocí en el internado del Tecnológico de Monterrey donde estudié y coincidí con Colosio, un estudiante becado por el Tec. Lo conocí bien porque era el responsable del edificio donde vivía yo y era amigo de dos primos míos. Qué sorpresa me llevé cuando regresé de mis estudios en Europa y me encontré a un Luis Donaldo, prominente político del PRI, aquel muchacho sencillo y buena onda. 

No se me olvida el momento cuando me enteré del atentado en su contra, en Lomas Taurinas, Tijuana. Una de las primeras ideas que tuve fue pedir a Elena Enríquez –entonces asistente de Mario Martínez, director general– que pusieran la bandera a media asta, lo hicieron. No sé si fue porque yo lo sugerí o ya lo pensaban hacer. Fueron tiempos tristes para nuestro país.

 

Sabático en Mónaco

Luego me tocó un año sabático en el Organismo Internacional de la Energía Atómica, en el Marine Environment Laboratory, en Mónaco, donde previamente había hecho un post-doc; ese laboratorio es el único organismo de las Naciones Unidas que realmente hacer investigación. Ese trabajo en el Laboratorio de Radio-ecología del Dr. Scott Fowler, quien había estado en mi comité de tesis de doctorado, también me dio mucha satisfacción. Logré hacer un ciclo anual de muestreo de zooplancton y de las condiciones tróficas y entender mejor la difusión del 210Po/210Pb en el zooplancton y en el agua, en el Mediterráneo; fue la primera vez que alguien hacía un ciclo anual de zooplancton en la Bahía de Mónaco. Tuve que pedir un permiso sin goce de sueldo para poder terminar dicho trabajo; por suerte, durante todo el periodo de trabajo en Mónaco tuve un contrato en el Organismo Internacional de la Energía Atómica, de esa experiencia salieron tres buenas publicaciones.

Jefe del Departamento de Ecología

A mi regreso de Mónaco, el Departamento de Ecología decidió nombrarme su jefe cuando estaba Jesús Paniagua como director de la División de Oceanología y Francisco Javier Mendieta en la Dirección General, con ambos me entiendo muy bien. Empecé en octubre de 1998, con mucho ímpetu, mi trabajo en la jefatura.

En esa época se hablaba de integrar una especie de Consorcio de Investigación con las principales instituciones de investigación oceanográfica de México; uno de los impulsores de esa idea fue el Dr. Antonio Peña, entonces director del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICMyL) de la UNAM. El mejor foro para impulsarlo era el Sub-Comité Mexicano de la Comisión Oceanográfica Intergubernamental, muy activo en esa época, impulsado por el Ing. Marco Polo Bernal Yarahuán (QEPD).

Por ello, llevamos la idea al grupo selecto de centros de investigación mexicanos. La idea inicial de este consorcio era de los doctores Virgilio Arenas (ICMyL, UNAM) y Gilberto Gaxiola (CICESE) y coincidió con el hecho de que el Conacyt estaba promoviendo las redes de Investigación. Para lograr la formación de ese consorcio, también invité al Instituto Nacional de Pesca, entonces dirigido por el Dr. Antonio Díaz de León, viejo conocido, que presume de mazatleco. Sumados los esfuerzos, le nombramos Red Oceanográfica y Pesquera Mexicana (ROPM); se pretendía, incluso, que participara la Cámara Nacional Pesquera, dirigida por Alfonso Rosignol (QEPD), en esa época.

Firma del convenio de creación de la Red Oceanográfica y Pesquera Mexicana (ROPM); preside el entonces director general del CICESE, Dr. Francisco Javier Mendieta.
Firma del convenio de creación de la Red Oceanográfica y Pesquera Mexicana (ROPM); preside el entonces director general del CICESE, Dr. Francisco Javier Mendieta.

La idea principal era que las instituciones de investigación, en colaboración con la Cámara Pesquera y el Instituto Nacional de Pesca, fijaran prioridades de investigación en oceanografía para optimizar los recursos de investigación; así, las carencias de unos serían compensadas por las fortalezas de otros. En esa época, había muchos factores que motivaban la formación del Consorcio, ya que empezó el embargo atunero y se creó el Programa Atún Delfín dirigido por el Dr. Guillermo Compeán Jiménez, quien había estudiado en la misma institución que yo, en Marsella, Francia, antiguo amigo y conocido mío.

El 25 de febrero estuvo en el CICESE el presidente de la república, Lic. Ernesto Zedillo, y aproveché la oportunidad para darle personalmente un escrito sobre le creación de la ROPM. Como resultado de ello, fuimos invitados a Los Pinos con el Dr. Díaz de León para exponer los alcances de dicha Red Oceanográfica y Pesquera. Después, el Conacyt nos apoyó en la formación de redes, nos dio dinero para realizar reuniones, pero con el cambio de sexenio ya no pudo continuar la red.

Proyecto PROCOMEX

En esa época, alrededor del 1998, con el 25 aniversario del CICESE, también surgió la posibilidad de colaborar con el Colegio de México (COLMEX) y el Colegio de Michoacán (COLMICH). Lo curioso era la simbiosis entre ellos, sobre todo sociólogos y antropólogos, y nosotros, oceanógrafos del CICESE. Yo estaba presente en todas esas reuniones, como jefe del departamento y científico interesado en los temas relacionado con la ecología del zooplancton. Se quería estudiar la costa tropical mexicana, una zona de gran interés, donde tenemos muy poco oxígeno a partir de unos 50 m de profundidad, lo que cambia muchas cosas en la ecología, la oceanografía y los ciclos biogeoquímicos de la zona.

Participantes en el crucero PROCOMEX XI en la Zona del Mínimo de Oxígeno del Pacífico Tropical Mexicano a bordo del B. O. El Puma, noviembre del 2009.
Participantes en el crucero PROCOMEX XI en la Zona del Mínimo de Oxígeno del Pacífico Tropical Mexicano a bordo del B. O. El Puma, noviembre del 2009.

Tuvimos reuniones en el Colegio de Michoacán, en Morelia, en Lázaro Cárdenas, en Colima y en el CICESE; con esta colaboración nació el programa PROCOMEX, se firmó un convenio entre las tres instituciones –COLMEX, COLMICH y CICESE– y se obtuvo el apoyo del Conacyt con el proyecto intitulado “Transformación y perspectivas de las actividades portuarias, pesqueras y turísticas en el litoral occidental mexicano (Contrato No. G34601S)”; la responsable del proyecto fue la Dra. Graciela Alcalá, del Colegio de México, antropóloga y etnóloga. El primer crucero lo llevamos a cabo en noviembre del 2000, siguieron diez cruceros más y el último fue en marzo de 2007. Yo continúo a estudiando dicha zona, para lo cual he obtenido dos proyectos Conacyt: de Fronteras de la Ciencia (hasta febrero del 2020) y Ciencia Básica.

San Quintín e IMECOCAL

Internamente yo tenía la idea de reagrupar a todo el Departamento de Ecología en un solo proyecto, con el apoyo de la Dirección General. Para empezar, surgió la idea de San Quintín; con el apoyo del Dr. Javier Mendieta empezamos a salir a muestrear a San Quintín, pero los desplazamientos hasta allá incrementaban costos. Salíamos en épocas de mareas muestras y de mareas vivas, para estudiar el intercambio de materia, de nutrientes, zooplancton y material particulado, en la boca de la bahía de San Quintín; por otra parte, estudiábamos la salinización de los pozos de agua cercanos a la costa, a cargo de Jaime Herrera, quien estaba en nuestro Departamento. Logramos muy buenos datos, hacíamos ciclos de muestreo de 24-36 horas, para ver la evolución durante mareas bajas y mareas altas, lo cual se logró en gran parte por el apoyo del M. en C. Ignacio Romero Vargas Márquez, mi técnico, y de Rebeca Pineda e Irma González, secretarias del departamento. Sometimos un proyecto al Conacyt, pero no fue aprobado.

Paralelamente, el programa Investigaciones Mexicanas de la Corriente de California (IMECOCAL) estaba iniciando, pero no había dinero. Yo inmediatamente me adherí al proyecto, fui de los primeros participantes en los cruceros y conseguí que Javier Mendieta nos diera suficiente dinero para organizar el primer crucero. Recibimos alrededor de $200,000 pesos, la misma cantidad aportada al proyecto de San Quintín. Logré un apoyo de $400.000 pesos de entonces para el departamento. Así empezó el proyecto IMECOCAL que tanto éxito ha tenido y del cual formé parte al inicio.

25 aniversario y coloquios

Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.
Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.
Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.
Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.
Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.
Portadas de los libros editados como resultado de los Coloquios sobre Oceanografía del Pacífico Oriental.

 

Para apoyar la investigación oceanográfica nacional, en particular de la costa del Pacífico, promoví la realización de un Coloquio sobre Oceanografía del Pacífico Oriental. El formato consistía en invitar a las grandes figuras de la investigación oceanográfica del mundo, a que dieran conferencias magistrales, y presentación de posters de los demás participantes.

En 1998, se llevó a cabo el primer Coloquio como parte de los festejos del 25 aniversario del CICESE, con el apoyo de la Dirección General del CICESE.  Yo me comprometí con dicho Coloquio, diseñé los posters, camisetas y tazas para dicho evento, con la ayuda de un diseñador, incluso, embotellamos vino (de Santo Tomás) con la etiqueta del Coloquio. Posteriormente edité un libro en inglés con algunos de los trabajos presentados durante el Coloquio, estrictamente con revisión de pares (ISBN 970-92687-0-8) y también diseñé la portada; para la edición final del libro, tuvimos el gran apoyo de Víctor M. Frías, técnico de Ciencias de la Tierra.

Asistentes al I Coloquio sobre Oceanografía del Pacífico Oriental, en 1998.
Asistentes al I Coloquio sobre Oceanografía del Pacífico Oriental, en 1998.

En el 2000 se volvió a realizar el II Coloquio, con el apoyo secretarial de la contadora Rebeca Pineda, y técnico del M. C. Ignacio Romero y del oceanólogo César Almeda, en la organización y el desarrollo del coloquio; volví a editar un libro (ISBN 970-92687-1-6), con la ayuda de las mismas personas. Para el tercer coloquio, en 2002, decidí proponer a la revista Deep-Sea Research –donde ya había publicado tres artículos– un número especial con los trabajos presentados durante el coloquio. Aceptaron mi propuesta y por ello fui el primer editor latinoamericano invitado de dicha revista; salió un número muy bonito con 27 trabajos, desde las aguas antárticas de Chile hasta Canadá, incluyendo dos trabajos míos. Ese volumen lleva en la portada el logo del CICESE y del Conacyt, uno de los artículos de dicho número especial estuvo mucho tiempo como el más citado de la revista.

Participantes en el II Coloquio sobre Oceanografía del Pacífico Oriental, en 2000.
Participantes en el II Coloquio sobre Oceanografía del Pacífico Oriental, en 2000.

Para el 25 aniversario del CICESE, en colaboración con Jesús Paniagua, elaboraré un poster que fue presentado en la Feria los Océanos de Lisboa de 1998. Aprovechando un viaje a Europa, a un congreso, llevé ese poster que fue presentado en el pabellón mexicano. Mucho tiempo estuvo colgado junto a la entrada de la Dirección General del CICESE, a pesar de que estaba algo maltratado. También se publicó en La Jornada, con Ulises Cruz, un artículo para conmemorar los 25 años del CICESE.

La División de Biología Experimental y Aplicada

Nuevas inquietudes comenzaron a producirse en el CICESE cuando el Dr. Salomón Bartnicki dio a conocer su interés de colaborar con el CICESE, después de una brillante carrera en la Universidad de California en Riverside, California. Para empezar a colaborar con Riverside, hicimos varios viajes, otra vez yo representando al Departamento de Ecología; recuerdo que entonces Meritxell Riquelme era estudiante de Salomón Bartnicki.

Comitiva de gestión en la Universidad de California en Riverside. De izquierda a derecha, los doctores: Jesús Paniagua, Javier Mendieta, Salomón Bartnicki, Horacio de la Cueva y Jaime Farber.
Comitiva de gestión en la Universidad de California en Riverside. De izquierda a derecha, los doctores: Jesús Paniagua, Javier Mendieta, Salomón Bartnicki, Horacio de la Cueva y Jaime Farber.

La opción más lógica para entrar al CICESE, era en Ecología, que en ese momento, antes de la separación del nuevo Departamento de Oceanografía Biológica, estaba constituido por 23 investigadores, incluyendo algunos ecólogos terrestres (como Horacio de la Cueva). Había oposición en Ecología para aceptar a Salomón Bartnicki, aunque fuera solo temporalmente. Me eché la bronca de aceptar a Salomón dentro del Departamento, fue su primera asignación, antes de que él lograra el apoyo del Conacyt de 10 millones (o algo así), para el edificio y la creación de lo que hoy es la División de Biología Experimental y Aplicada. Después, ya cansado de tanta oposición en el departamento, decidí renunciar; recuerdo de la cara de Salomón cuando leí la carta de renuncia, cuando nadie se lo esperaba y sus comentarios solidarios al respecto.

Origen del edifico del SUM y Biotecnología

Aquí hay otra anécdota sobre cómo empezó el edificio donde se encuentra la Sala de Usos Múltiples (SUM) y el edificio de Biotecnología y Microbiología. Durante un viaje que hicimos, Javier Mendieta, Jesús Paniagua y yo, hasta el Center for Coastal Studies de San Carlos, para firmar un acuerdo con dicho centro, entonces, dirigido por el Dr. Luis Calderón, quien había pedido permiso al CICESE para ese encargo.

Jesús Paniagua y yo convencimos a Javier Mendieta de que valía la pena hacer un acuario en el CICESE, pensando en darle difusión a nuestro trabajo. Recuerdo que fuimos a ver a las ballenas, y tal vez motivado por el espectáculo de ellas y el ambiente a su alrededor, Javier lo tomó muy en serio. Se empezó la construcción del edificio, pero ya empezados los trabajos se dio cuenta de que era demasiado costoso. Varios años después fue cuando se decidió utilizar dicho edificio para la nueva división que dirigiría Salomón Bartnicki y ocuparían la cafetería, el SUM, Biotecnología y Microbiología.  Me siento orgulloso de haber tomado la decisión de aceptar a Salomón en nuestro departamento, ignorando la oposición de quienes así lo expresaron. El tiempo nos dio razón.

Epígrafe

Aquí sigo tratando de sacar publicaciones de calidad que, por suerte, se me ha dado últimamente. Hasta que el cuerpo aguante ¿o será más bien hasta que el cerebro aguante?

Ayer, 7 de octubre, tuvimos La Noche de Ciencias. Es un evento muy bonito, me da tanta satisfacción porque ahí es donde se mide el valor de lo que cada uno hace y por qué lo haces.

¿Por qué escribí este texto? La verdad, me dije que si yo no decía todo lo que expreso aquí, nadie lo iba a hacer por mí, y sí quiero que sepan que he apoyado al CICESE en todo lo que he podido. Disculpen si molesto a alguien por este escrito. Hay muchas cosas que no quise poner, para seguir la tónica de un texto más bien agradable. Ya tengo mi placa de los 35 años, y eso me da algunos derechos, creo yo.

El CICESE puede ser mucho más que cada una de sus partes o divisiones, creo que se necesita más colaboración inter e intra divisional. Considero que tener solo departamentos y no divisiones podría contribuir a una mejor colaboración entre éstos. Menos burocracia, más eficiencia y más colaboración interna.

35 años pasan rápido, espero que mis trabajos sigan siendo citados.  Espero seguir haciendo lo que más me gusta, y así contribuir al engrandecimiento de nuestra institución y de la ciencia en México.

Aspectos de diversos cruceros.
Aspectos de diversos cruceros.

 

Aspectos de diversos cruceros.
Aspectos de diversos cruceros.

 

Aspectos de diversos cruceros.
Aspectos de diversos cruceros.