24/2017 Resultados de los primeros dos años de investigaciones en el Golfo de México por el CIGoM

Ensenada, Baja California, México, 5 de mayo de 2017. Al concluir en marzo de este año su primera etapa, el Consorcio de Investigación del Golfo de México (CIGoM) hizo un balance en cada una de sus cinco líneas de acción temáticas; se ofrecieron resultados y los cerca de 200 colaboradores presentes discutieron los principales avances y contratiempos que han tenido en estos dos años de trabajo, en sesiones plenarias y específicas organizadas en el CICESE, institución que lidera este consorcio.

En la Línea de acción 1, Plataformas de observación oceanográfica, el Dr. Francisco Ocampo Torres, investigador responsable, informó que para establecer observatorios del ambiente marino han considerado instalar una red de boyas oceanográficas y trampas de sedimentos en el Golfo de México. Para ello, en la primera etapa emplazaron 8 boyas oceanográficas costeras (BOC) y a la fecha tienen construidas 4 boyas oceanográficas y de meteorología marina (BOMM) cuyo sistema de electrónica está bajo pruebas en laboratorio. Dijo que dos de las boyas costeras fueron vandalizadas y recuperadas, y que una más se encuentra a la deriva. Aseguró tener los recursos para completar el esquema original, que son 10 boyas BOC y 6 BOMM, y anunció que en la etapa 2 estarán afinando un programa para su mantenimiento, revisión y vigilancia.

Otros resultados son la instalación de 17 anclajes para medir corrientes y temperatura en el estrecho de Florida y el canal de Yucatán y, con ello, determinar la tasa de renovación de las aguas profundas en el Golfo de México. También comenzó la observación oceanográfica utilizando planeadores submarinos autónomos (gliders); tres estuvieron activos durante la primera etapa, realizando cinco misiones. La información sobre este subproyecto, mediciones de remolinos y sobre los perfiles verticales obtenidos puede consultarse en el portal web: gliders.cicese.mx

Otros subproyectos son de apoyo y desarrollo tecnológico. Uno es la creación de un sistema de comunicaciones satelitales e inalámbricas para boyas, del cual ya se tiene una propuesta inicial para comunicar a larga distancia estos instrumentos, vía radio. En la etapa 2 se plantean pruebas entre una boya BOMM y el laboratorio, en la Bahía de Todos Santos. El CIDESI desarrolla tres más: uno se refiere al servicio, mantenimiento y reparación de gliders, para el cual construyeron una alberca y herramientas específicas. Otro es diseñar y construir un glider prototipo, que va bastante avanzado, y el tercero fue desarrollar un simulador virtual operativo para estos vehículos, el cual se entregó como hito a los patrocinadores del megaproyecto, junto con la adaptación de un nucleador al robot submarino (ROV) de la UNAM.

En la Línea 2, Línea base y monitoreo ambiental, a cargo de la Dra. Sharon Herzka Llona, participan alrededor de 170 personas. El objetivo es establecer una línea base que contemple diversos parámetros oceanográficos del Golfo de México, lo que permitirá conocer cómo cambian las variables hidrográficas, biogeoquímicas, biológicas y ecológicas del sistema, y con ello evaluar los impactos y diseñar estrategias de mitigación en caso de derrames a gran escala en la zona de aguas profundas mexicanas.

Se elaboró un entregable, el cual tiene dos componentes. El primer tomo recopila todos los protocolos de cruceros oceanográficos, los acuerdos respecto a la estandarización de la información y describe los protocolos del manejo de las muestras en cada uno de los cruceros. El segundo tiene los resultados de los procesos de intercomparación e intercalibración que se han hecho en los laboratorios de geoquímica y los protocolos detallados de análisis de parámetros geoquímicos.

En la Línea 3, Modelos numéricos de circulación y biogeoquímica, se lograron los objetivos planteados para la primera etapa, “pero la modelación es un proceso continuo. Tenemos esa ventaja: podemos regresar y rehacer los experimentos, a diferencia de los experimentos de campo. Los experimentos numéricos se hacen y se rehacen las simulaciones varias veces, en la medida en que los modelos mejoran o se decide hacer experimentos en condiciones diferentes”, señaló su coordinador, el Dr. Julio Sheinbaum Pardo.

Recordó que los procesos que están tratando de simular son muy complejos, en especial el desarrollo de la modelación biogeoquímica. “Les puedo comentar que tenemos ya varios modelos biogeoquímicos funcionando (…), haciendo simulaciones de 20 años, con otros hasta de 80 años, estudiando diferentes procesos. La complejidad de estos modelos está en función de los compartimentos o variables biogeoquímicas que emplean: varios usan entre 6 y 10, pero otros utilizan más de 20”.

En la Línea 4, Degradación natural de hidrocarburos, los participantes se encuentran evaluando la capacidad que tiene la comunidad bacteriológica presente en el Golfo de México, específicamente en aguas profundas, para poder utilizarlas como una alternativa natural para reducir ahí el impacto de posibles derrames de petróleo.

Dentro de esta línea se encuentran en marcha seis subproyectos que al cierre de la primera etapa han cumplido 100 por ciento con las actividades comprometidas. “Tenemos ya los consorcios de bacterias que degradan hidrocarburos. Estamos terminando de caracterizar los consorcios bacterianos productores de biosurfactantes, que al final nos pueden dar esa especie de detergente que puede ser utilizado para tratar un derrame y algunas enzimas con propiedades fisicoquímicas obtenidas, no descritas físicamente con anterioridad, que pudiesen ser utilizadas en la industria no solamente en el petróleo sino en la industria de los alimentos o textiles, entre otras. Tenemos 7 de 2 metagenómas que habíamos comprometido, y sabemos también qué bacterias existen en 218 puntos del Golfo de México”, señaló su responsable, el Dr. Alexei Licea Navarro.

Finalmente, en la Línea 5, Análisis de escenarios de derrames, el objetivo es combinar observaciones físicas, ecológicas, biológicas – incluso genómicas- de la zona de Perdido (ubicada desde la costa de Tamaulipas y hasta aguas profundas) para analizar las consecuencias de un posible derrame de hidrocarburos.

En la etapa 1 se realizaron con éxito varios experimentos en campo durante las dos campañas de crucero propuestas, como parte del estudio de procesos físicos, es decir, la manera en que se transportan y dispersan las partículas de agua.

También se realizaron experimentos en campo para conocer los procesos físicos a escalas muy pequeñas en aguas profundas, y se realizaron dos experimentos de dispersión utilizando boyas de deriva superficiales y sub-superficiales, a 300 metros de profundidad. Asimismo, en la región costera se ubicaron varios instrumentos para monitorear la zona cercana a la Laguna Madre, para saber qué pasaría con derrames de hidrocarburos que pudieran llegar a ese lugar. Esto se va a combinar con observaciones de anclajes, radares y modelación numérica.

La responsable de esta línea, la Dra. Paula Pérez Brunius, dijo que uno de los grandes retos de este megaproyecto es la economía. El sube y baja del peso mexicano ante el dólar fluctúan los presupuestos destinados para continuar las investigaciones, sobre todo porque este megaproyecto trabaja de cerca con instituciones y proveedores de varios estados fronterizos. Si bien los costos de uso de barco son muy elevados, también es necesario contar con el recurso económico suficiente para recibir, enviar y procesar los datos de la instrumentación instalada, así como sustentar el recurso humano, su traslado y demás necesidades básicas.